lunes, 19 de enero de 2015

Santuario nacional del Rincón.

Lázaro es un nombre significativo en el idioma de Israel. Quiere decir: Dios es mi auxilio. Lázaro y sus dos hermanas, Santa María de Betania y Santa Marta, eran amigos de Jesús y le invitaban a su casa en Betania, cerca de Jerusalén, donde era amado y acogido.

Señal de su intimidad con Jesús es el hecho de que éste, aún yendo a resucitarle, luego de morir Lázaro, lloró, al contemplar el duelo de María y Marta. Uno de los milagros más grandes atribuidos a Cristo por la religión cristiana fue, precisamente el traer de nuevo a la vida a Lázaro. A estos episodios se limita la mención de Lázaro en el Nuevo Testamento. Según las tradiciones judeocristianas acompañó a San Pedro a Siria o que fue embarcado por los judíos en Jaffa en una nave que hacía agua y sin velas, con sus dos hermanas y otros cristianos hasta que llegó a la isla de Chipre. Lázaro fue, según esa tradición, elegido obispo de Kition y murió 30 años después.

En el siglo XI, la leyenda provenzal de Santa María Magdalena, pone a Lázaro como obispo de Provenza y muerto como mártir en Francia. Incluso el Papa Benedicto IX, al consagrar la Iglesia de San Víctor de Marsella, afirmó que sus reliquias estaban ahí (lo único cierto de todo esto es que hubo un Lázaro obispo de Marsella, pero en el siglo IV).



Santuario nacional del Rincón.
El Rincón es para los habaneros lo que El Cobre para los santiagueros: la suprema exaltación de la religiosidad popular. Construida el 26 de febrero de 1917: la iglesia de san Lázaro y la casa-hospital de enfermos de lepra, en la década de los noventa del siglo XX, a propuesta del reverendo Ramón Suárez Polcari, en la Conferencia de Obispos Católicos celebrada en Puebla, México, le fue otorgado a esta pequeña iglesia el título de Santuario Nacional. Para esta designación se tuvo en cuenta: el número cada vez mayor de personas que asisten al lugar, tanto en ocasión de la celebración, el 17 de diciembre, como el resto del año.

Por la significación que tiene este santo en la vida de muchos cubanos, el significado que tiene dentro de la cultura nacional, el caudal histórico que hay detrás de sus muros y del hospital. Todos los años acuden al santuario miles de personas para asistir a la peregrinación a pie o en cualquier otro medio el 17 de diciembre, día de su festividad religiosa. Durante esta fecha, los días previos y posteriores los fieles acostumbran a dar cumplimiento a sus promesas satisfechas o establecer otras. Hasta la localidad habanera del Rincón llegan devotos de todas las provincias, incluso de otros países para presenciar todo lo que acontece durante la festividad al santo conocido también como El viejo Lázaro.

viernes, 16 de enero de 2015

San Lázaro, Pesca en Cuba

San Lázaro es un destino de pesca en Cuba que se ha abierto recientemente a la pesca recreativa. Esta localizado dentro del parque nacional "Ciénaga de Zapata", el más grande en el país. 

Es un lugar que ofrece una gran abundancia tanto de bonefish y tarpon como de permits, siendo de este modo ideal para intentar un grand slam.


 En menor cantidad pero muy factible de encontrar, hay también snooks, lo cual da la chance a quien se crea capaz, de subir un escalón más arriba e ir detrás del super grand slam. 


A partir de 2015, comenzaremos a realizar "hosted trips" con Fly Fishing Nation, para 6 pescadores. A quienes estén interesados en ir a pescar con nosotros, y solicitar más información, contactarse a spdigitalvideo@smandes.com.ar. 


Mira este Video: http://vimeo.com/111240331


miércoles, 14 de enero de 2015

San Lázaro Amigo de Jesus

Lázaro bendito, digno de que sintamos hacia ti una envidia, que tuviste el honor de recibir del poder inmenso de Jesús un milagro tan sorprendente: dile al Divino Redentor que en nuestras casas también hay algunos Lázaros muertos: son nuestras situaciones imposibles de ser arregladas por nuestras solas fuerzas. Para unos es un vicio que no logran alejar. Para otros una tristeza y un mal genio que acompañan día por día amargando la vida. Para algunos su Lázaro muerto es su cuerpo que sufre una dolencia que no se quiere curar, o una debilidad que quita fuerzas... Sabemos que Cristo, que obró el milagro de Betania, tiene los mismos poderes y el mismo amor de ese tiempo. Pídele tú a Jesús que por lo menos si no nos da la salud, nos conceda una gran paciencia para sufrir con paciencia y así convertir nuestros sufrimientos en escalera preciosa para subirnos a un grado muy alto en el cielo. Quien crea en Mí aunque haya muerto vivirá (Jesucristo). Lázaro es un nombre significativo en el idioma de Israel. Quiere decir: "Dios es mi auxilio". El santo de hoy se ha hecho universalmente famoso porque tuvo la dicha de recibir uno de los milagros más impresionantes de Jesucristo: su resurrección, después de llevar cuatro días enterrado. Lázaro era el jefe de un hogar donde Jesús se sentía verdaderamente amado. A casa de Lázaro llegaba el Redentor como a la propia casa, y esto era muy importante para Cristo, porque él no tenía casa propia. El no tenía ni siquiera una piedra para recostar la cabeza (Lc. 9, 58). En casa de Lázaro había tres personas que amaban a Nuestro Salvador como un padre amabilísimo, como el mejor amigo del mundo. La casa de Betania es amable para todos los cristianos del universo porque nos recuerda el sitio donde Jesús encontraba descanso y cariño, después de las tensiones y oposiciones de su agitado apostolado. En la tumba de un gran benefactor escribieron esta frase: "Para los pies fatigados tuvo siempre listo un descanso en su hogar". Esto se puede decir de San Lázaro y de sus dos hermanas, Martha y María. La resurrección de Lázaro es una de las historias más interesantes que se han escrito. Es un famoso milagro que llena de admiración. Un día se enferma Lázaro y sus dos hermanas envían con urgencia un mensajero a un sitio lejano donde se encuentra Jesús. Solamente le lleva este mensaje: "Aquél a quien Tú amas, está enfermo". Bellísimo modo de decir con pocas palabras muchas cosas. Si lo amas, estamos seguros de que vendrás, y si vienes, se librará de la muerte. Y sucedió que Jesús no llegó y el enfermo seguía agravándose cada día más y más. Las dos hermanas se asoman a la orilla del camino y... Jesús no aparece. Sigue la enfermedad más grave cada día y los médicos dicen que la muerte ya va a llegar. Mandan a los amigos a que se asomen a las colinas cercanas y atisben a lo lejos, pero Jesús no se ve venir. Y al fin el pobre Lázaro se muere. Pasan dos y tres días y el amigo Jesús no llega. De Jerusalén vienen muchos amigos al entierro porque Lázaro y sus hermanas gozan de gran estimación entre la gente, pero en el entierro falta el mejor de los amigos: Jesús. Él que es uno de esos amigos que siempre están presentes cuando los demás necesitan de su ayuda, ¿por qué no habrá llegado en esta ocasión? Al fin al cuarto día llega Jesús. Pero ya es demasiado tarde. Las dos hermanas salen a encontrarlo llorando: -"Oh, ¡si hubieras estado aquí! ¡Si hubieras oído cómo te llamaba Lázaro! Sólo una palabra tenía en sus labios: ‘Jesús’. No tenía otra palabra en su boca. Te llamaba en su agonía. ¡Deseaba tanto verte! Oh Señor: sí hubieras estado aquí no se habría muerto nuestro hermano". Jesús responde: - "Yo soy la resurrección y la Vida. Los que creen en Mí, no morirán para siempre". Y al verlas llorar se estremeció y se conmovió. Verdaderamente de Él se puede repetir lo que decía el poeta: "en cada pena que sufra el corazón, el Varón de Dolores lo sigue acompañando". Y Jesús se echó a llorar. Porque nuestro Redentor es perfectamente humano, y ante la muerte de un ser querido, hasta el más fuerte de los hombres tiene que echarse a llorar. Dichoso tú Lázaro, que fuiste tan amado de Jesús que con tu muerte lo hiciste llorar. Los judíos que estaban allí en gran número, pronunciaron una exclamación que se ha divulgado por todos los países para causar admiración y emoción: "¡Miren cuánto lo amaba!". ¡Lázaro: yo te mando: sal fuera! Es una de las más poderosas frases salidas de los labios de Jesús. Un muerto con cuatro días de enterrado, maloliente y en descomposición, que recobra la vida y sale totalmente sano del sepulcro, por una sola frase del Salvador. ¡Que milagrazo de primera clase! Con razón se alarmaron los fariseos y Sumos sacerdotes diciendo: "Si este hombre sigue haciendo milagros como éste, todo el pueblo se irá con Él". Cómo nos deben brillar los ojos al ver lo poderoso que es Nuestro jefe, Cristo. ¡Cómo deberían llenarse de sonrisas nuestros labios al recordar lo grande y amable que es el gran amigo Jesús!. Sin tocar siquiera el cadáver. Sin masajes, sin remedios, con sólo su palabra resucita a un muerto de 4 días de enterrado. ¡Que se reúnan todos los médicos de la tierra a ver si son capaces de resucitar a un piojo muerto!

viernes, 9 de enero de 2015

Hasta los animalitos tienen sus santos que los protege y alivia.

Dicen que la fe mueve montañas, hasta los animalitos tienen sus santos que los protege y alivia.
La leyenda del San Lázaro, cuenta que en una parábola de Jesús habla de un hombre pobre leproso, con unas muletas, las piernas llenas de llagas, rodeado de perros que lamían sus heridas.
Convirtiéndose en un gran protagonista de un milagro Evangelio, la resurrección, tras pasar varios días sepultado llegó Jesús y lo llamó: ¡Lázaro, sal a fuera!, recobrando así la vida.
Muchas personas tienen su devoción hacia San Lázaro, porque hace milagros a la gente y a los perros, alcanzando así popularidad en el país.
Las personas también piden por la sanación de su mascota y la forma de pagar ese favor a San Lázaro es llevándolo a la celebración del Santo los 17 de diciembre.
Oración:
San Lázaro, en el nombre de Dios, te pido San Lázaro bendito, que cuando angustiado te invoque, en mis horas de dolor y anhelo de caridad y protección. Oh!, San Lázaro escúchame por favor.
Bendito San Lázaro de Bethania, amparo y sostén de María y Marta, a tí llamo, Oh! amado y siempre vivo espíritu de gracia, con la misma fe y amor que Jesús llamó a la puerta del sepulcro, de donde salistes vivo y glorioso, después de haber estado por espacio de tres días consecutivos, tu cuerpo enterrado, sin haber dado la más leve señal de impurezas o imperfección.
Así también, yo hoy llamo a la puerta de tú Divino Espíritu, para que con la misma Fé que Dios infundió en tí, me concedas lo que te pido (se hace la petición), invocando para ello el incomparable amor con que Dios te quiso premiar y resignación con que supistes soportar la vida material. Amén.
EXTRA INFO.

viernes, 2 de enero de 2015

Rincon de San Lázaro ( Iglesia Catolica Apostolica )


san

El mendigo doliente narrado en el pasaje del Evangelio es honrado con un nombre: Lázaro; el otro es simplemente llamado “un hombre rico”. De todas las narraciones y parábolas bíblicas de Nuestro Señor, esta es la única en la cual se da un nombre personal a uno de los protagonistas. El nombre “Lázaro” empleado en la historia era el mismo que el de un hombre de carne y huesos a quien Jesús amaba, y el cual, en una época posterior a la narración de la historia fue restaurado a vida después de estar cuatro días en la tumba, (San Juan XI: 38-46.)
Este nombre de Lázaro es una forma griega del nombre hebreo Eleazar y significa: “Dios es mi ayuda”. Posiblemente el nombre de Lázaro era muy conocido y popular entre los hebreos.
En algunas obras teológicas se designa al rico de la narración con el nombre de Epulón, (glotón), pero su nombre no aparece en las escrituras. “Epulón” es simplemente un derivado del adjetivo “opulento,” que significa “tener gran riqueza.”
Comentando el hecho de que Nuestro Señor le dio un nombre al mendigo de la historia y dejo anónimo al rico, San Agustín en el sermón, escrito XII, hace esta pregunta sugestiva: ‘ ¿No os parece que Jesucristo estaba leyendo ese libro donde hallo escrito el nombre del pobre, pero no el del rico, y que ese libro era precisamente el libro de la vida?”
El hombre rico y el mendigo Lázaro se les presenta a uno y otro extremos opuestos del contraste entre las riquezas v la indigencia. El rico vestía ropas muy costosas, púrpura y lino fino, y su comida diaria era una fiesta suntuosa. Lázaro era llevado a las puertas del palacio del rico, y allí el mendigo permanecía impotente, con el cuerpo lleno de llagas. Nos imaginamos a Lázaro con muletas y casi desnudo para aliviar el dolor que produce el roce de la ropa en las llagas al caminar.
El rico se hallaba rodeado de criados, listos para satisfacer sus deseos más insignificantes. El pobre limosnero echado a sus puertas no tenía a nadie que lo atendiera, exceptuando unos perros que junto a él, esperaban las sobras de la mesa del rico.
estampa_originalAsí es el cuadro que se pinta del uno y del otro en sus vidas. Después un cambio rápido de escenario, vemos a los mismos hombres al otro lado del velo que se halla suspendido entre esta vida y la futura. Lázaro murió como cosa natural del ser humano, y nada se dice de sus funerales, su cuerpo cubierto de llagas probablemente fue echado en una fosa común para los pobres, y cumplió así con resignación su expiación en su enfermedad, pero los ángeles llevaron su espíritu inmortal al paraíso, ese lugar de descanso para los bienaventurados, comúnmente conocido como el Seno de Abraham. En griego es llamado “hades,” el mundo invisible, como el lugar donde se encuentran hasta el día de la resurrección, los espíritus humanos que han partido de este mundo.
Claro que el hades se dividía en dos partes, una para los perdidos y otra para los salvos. La primera se llamaba “El paraíso” Ambos nombres tienen su origen en el Talmud, y Cristo los usa en esta historia. Los bienaventurados estaban en estado consciente de consolación. Los otros se hallaban separados de los salvos por una gran sima o profundidad, o mejor dicho por una muralla profunda e imposible de cruzar, aun en espíritu en la forma figurativa de los rabinos.
El rico también murió, sus funerales indudablemente fueron lujosos, pero no leemos que un sequito de ángeles haya bajado para recibir su espíritu. En el infierno, la segunda división del hades, como lo expresa el texto, levanto los ojos y vio a Lázaro en la distancia, reconociéndolo como el mismo mendigo, recogido en las mansiones de Abraham.
Abraham, llamando “hijo” al pobre espíritu atormentado, le recordó todas las cosas agradables que había tenido para sí mismo sobre la tierra, mientras que Lázaro padecía desatendido v abandonado, echado a sus puertas; y ahora, mediante la operación de la ley divina, Lázaro había recibido una recompensa, y el rico una retribución. Además, era imposible concederle su lastimosa solicitud, porque de donde estaba Lázaro hasta donde estaba él, era prohibido el paso o comunicación material entre los dos lugares.
La petición del infeliz sufriente no fue del todo egoísta, en medio de su angustia se acordó de aquellos de quienes la suerte lo había separado, y deseando salvar a sus hermanos y quizás otros familiares, de este destino que había recibido, rogó que Lázaro fuese enviado a la tierra, a la antigua casa de su familia para amonestar a sus egoístas hermanos, al igual que él, amadores de los placeres, del terrible lugar que los separaba, a menos que se arrepintieran y reformaran sus vidas de acuerdo con las leyes morales, mientras se hallaban en la carne. Pudo haber en esta súplica una indicación de que si a él se le hubiese advertido suficientemente, tal vez habría vivido mejor y escapa de aquel tormento.
Cuando se le fue dicho que sus parientes tenían las palabras de Moisés y los profetas, a quienes debían obedecer, el contesto que si alguien de entre los muertos fuera a ellos, seguramente se arrepentirían.
Abraham contesta sabiamente y con lógica, que si no escuchaban a Moisés y a los profetas, tampoco creerían, quizás menos aún, si alguno se levantara de entre los muertos y les hablara.
Si se intenta interpretar esta historia en su totalidad, o aplicar en forma definitiva cualquiera de sus partes, debemos tener presente que Jesús la dirigió a los fariseos con carácter de reproche instructivo a causa de las burlas y desprecios con que recibieron la amonestación de él, sobre los peligros de empeñarse en servir a las riquezas. Jesús empleó metáforas judías, y las figuras de la historieta son las que más directamente se aplicarían a los expositores oficiales de Moisés y los profetas.
Aunque para fines prácticos será críticamente impropio inferir principios doctrinales de las narraciones parabólicas, no podemos admitir que Jesús enseñaría cosas falsas ni aun en sus parábolas y discursos; y por consiguiente, aceptamos como verdaderas las condiciones representadas en el mundo de los espíritus desincorporados. Se aclara que los justos e injustos viven separados durante el intervalo entre la muerte corporal y la resurrección. El Paraíso o “seno de Abraham,” como los judíos se complacen en llamar esa morada bendita, no es el lugar de la gloria final, ni el infierno al cual fue consignado el espíritu del rico, es la morada postrera de los condenados.
Sin embargo, las obras de los hombres los acompañan a ese estado preliminar o intermedio y al morir ciertamente verán que su morada será aquella para la cual se prepararon mientras vivieron en la carne.
Las riquezas no determinaron el destino del rico, ni el descanso que recibió Lázaro fue el resultado de su pobreza. Lo que trajo la condenación al rico fue su inhabilidad para usar sus riquezas debidamente, así como la egoísta satisfacción en el gozo sensual de las cosas terrenales, al cual a tal grado se entregó, que paso por alto las necesidades o pobreza de sus semejantes, mientras que por otra parte, la paciencia y resignación del mendigo en sus aflicciones y padecimientos, su fe en Dios y la vida recta, sobre entendida aún cuando no expresada, le trajeron la felicidad.
El grave pecado del rico, que se mantenía apartado de los pobres y dolientes, y a quien no le faltaba cosa alguna que se pudiera obtener por dinero, fue su orgullosa autarquía. De esta manera fue censurado el retraimiento de los fariseos, del cuál por cierto se jactaban, ya que su propio nombre significaba ” separatistas.”
La parábola enseña la continuación de la existencia individual, después de la muerte del cuerpo, y la relación que guarda la causa con el efecto entre la vida que cada cual lleva en la carne y la condición que le espera en la otra vida.